Bella, simple, conmovedora. Me transporto a aquellos años de horas y horas sobre una bicicleta, donde solo bajabamos para tomar la merienda y cuando la noche y los gritos de nuestras madres nos llevaban a abandonarlas hasta la próxima claridad.
Gracias Martín por conectarme con el niño que vive en mí.
s/t
Hace 5 horas.
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